domingo, 28 de junio de 2009

Y salieron seis bueyes por chiqueros



Tarde anodina la vivida ayer sábado en Boadilla del Monte por la poca afluencia de público y el deslucido juego de la corrida de El Cubo. La terna, por su parte, supo estar a la altura, remontar y cortar alguna que otra oreja. El diestro Sergio Marín con su primero logró sonsacarle una faena basada en la mano derecha, la cual no llegó a despegar, llendo de más a menos por el fallo a espadas. Sin embargo, con su segundo se arrebató y sacó faena de donde pocos la veían posible, sabiendo exprimir el pitón izquierdo del toro al máximo. Volvió a fallar a espadas y los trofeos quedaron en una ovación muy merecida.

Toros de El Cubo para:
·Miguel Abellán: oreja y silencio.
·César Jiménez: ovación y dos orejas.
·Sergio Marín: silencio y ovación.

lunes, 15 de junio de 2009

Jóvenes valores




Pocas son las oportunidades que llegan a manos de los matadores más jóvenes del escalafón, pero este año Coslada ha sido una clara excepción. Sergio Marín, Paco Ureña y Julio Benitez "El Cordobés" conformaban dicho cartel, junto a los toros de Rocío de la Cámara. Corrida muy desigual, tanto de presentación como de juego, de la cual se podrían destacar tercero y quinto, que nada tenían que ver con sus hermanos. A pesar de las dificultades que éstos presentaban, la disposición del paisano Sergio Marín quedó patente. Con mucho aguante y poder le supo sacar faena a su deslucido lote, de corto recorrido y cuyos finales remataban siempre por alto, dando cabezazos. Viéndose recompensada su labor con dos orejas y una oreja respectivamente.

Toros de Rocío de la Camara para:
·Sergio Marín: dos orejas y oreja.
·Paco Ureña: palmas y dos orejas.
·Julio Benitez "El Cordobés": dos orejas y rabo y ovación.

Tarde rota por las espadas



La buena corrida de Fernando Peña deparó en una tarde repleta de ovaciones para la terna, puesto que el mal manejo de la espada quebrantó los grandes triunfos. Una corrida muy bien presentada, con cara y cuajo, y de variado juego, en la que se atisbó el indulto del último astado, muy repetidor en la muleta y con mucha clase en su embestida. Finalmente, no llegó a ocurrir. Por su parte, Sergio Marín se deleitó con tres bellas verónicas a pies juntos y una ajustadísima media. Era el comienzo de lo que más tarde sería una gran faena. Rápido vió las condiciones del toro y con cuatro palitroques cambió de tercio. Muleta en mano se fue hacia él, y el toreo comenzó a brillar. Tandas de derechazos interminables y hondos naturales plagados de temple y despaciosidad llevaron los aplausos a los tendidos. La guinda vino a cargo de unos remates por alto, al hombro contrario, como deben ser, y otros por bajo repletos de eterna belleza. Decidió irse a por la espada, pero todavía quedaba guardada otra tanda de muletazos. Tras ella, cuadró al toro, alzó la espada y... ¡maldita sea!, pinchó. Los máximos trofeos se desplomaron con esa espada, pero el recuerdo no, el toreo entregado no se olvida.
Con su primero, la faena no llegó a alzar el vuelo. Su lote se vió compensado con un toro muy flojo de fuerzas, al que las cosas que se le hacía apenas tenían trascendecia ni transmisión.

Toros de Fernando Peña para:
·Víctor Janeiro: ovación y ovación.
·Javier Valverde: ovación y ovación.
·Sergio Marín: ovación y ovación.